miércoles, 13 de febrero de 2008

Por detrás.

Justo ese día comencé a menstruar. Ese día en que viajaría a verte. Ya habían pasado dos semanas en que no había contacto físico alguno, y ya era necesario.
Al manchar mi pantalón, te envié un mensaje para avisarte lo que sucedía.

Tú, hermoso, me contestaste "sólo quiero verte, abrazarte, no necesariamente meterte la verga, aunque sí lo voy a hacer porque lo necesito".

Me dió tanta ternura escucharte que casi casi chillo de la emoción.
(...)
La espera del autobús: una eternidad. Viajar de ciudad en ciudad buscando a mi hombre. Nos íbamos a ver en el mismo hotel que hace dos años, claro, bajo diferentes condiciones.
No creí que nos tocara la misma habitación. Nerviosa por creer estar manchando mi pantalón de sangre, me revisaba a cada rato. Me sentía como el contenido de un cascabel, de un lado a otro con el vaivén del autobús. No tenía control de mis movimientos debido a la velocidad del vehículo.
Orinar en estas condiciones es un martirio. Me hacían falta en estos momentos unos de esos inventos frikis para que las mujeres orinemos paradas.

El autobús avanzó lo más que recuerdo. En cuanto tuve señal en el celular, comenzamos a mensajearnos. Que te extraño, que estoy nerviosa, que ya voy para allá, que estamos cerca, que te quiero abrazar mucho mucho...

En la terminal, pedimos un taxi. Lo abordamos, nos miramos y sonreimos. Nos tomamos de la mano.
"Al Hotel por favor, en la calle del centro, parte norte"
Nos bajamos, cargas la maleta. Pedimos la llave. Abrimos la puerta. Entramos. Estiro los brazos, me recibes, me apapachas. Me dices que el baño huele feo, que tenga cuidado con la ventana, que no la deje abierta. Que prenda la tele si quiero.
(Ya sabes que no me voy a la cama a oscuras, porque me da miedo.)

Te metes a bañar. Me acomodo en la cama, con calzon puesto, sin brasier, con una playera corta, negra para nuestro gusto. Sales del baño y te muestras mojado, con gotitas diminutas que aperlan esa piel morena. Son como joyas adornando tu masculinidad.

Me robas una sonrisa que parece mueca. Estoy embelezada porque otra vez vamos a dormir juntos. Prometes no tocarme porque no queremos hacer un desastre en rojo (pinche menstruación, me choca, qué jodidos días pasamos las mujeres).

Siempre juegas a que te dé el culo. Yo juego a decirte que no porque duele y me descompone la panza.

Ay! quieres que te abrace y acaricio lentamente tu espalda. Esos pechos como gacelas (ja! me copié de la biblia)

No puedo esperar más, cógeme, cógeme culo que sea!!!
méteme la verga, papacito, despacio, chiquito, bonito, no me lastimes... (al principio, aunque casi al final de la sesión me arda y te pida que me rompas el culo!!)

Llega afuera amor, así, sigue, ah... lo siento... con cuidado... sí... me estoy apretando los pezones, no alcanzo a tocarte, te tomo de las manos por lo menos para apretarte... ah... estoy llegando... te veo llegar, ah... esas manos tan duras... chaqueteando el pene... ah... qué rica tu leche...

Ven. Te abrazo. Te beso la frente.

¿Ya te he dicho que eres mi todo?

1 comentario:

Anónimo dijo...

GRACIAS POR TU RELATO ME HA DEJADO QUERIENDO MAS , DEDICARE UNA ACCION A ESTE RELATO , GRACIAS

SWFERREY